lunes, 26 de octubre de 2009

Los muebles que no tenían cuerdas vocales

Empezó a hablar porque no había nadie en la casa y el silencio era incómodo. Todos aquellos muebles la miraban y no se atrevían a hablar con ella, no sabía por qué. Empezó por decir lo que pensaba, pero pronto sintió la necesidad de que le hicieran caso, así que se contestaba a sí misma.
- El parqué esta viejo, no paro de clavarme astillas en los pies.
- Deberias ponerte zapatillas por lo menos, querida.
- Ya lo sé, pero es que me aprietan los juanetes...
- El caso es quejarse.
- Ay, déjame en paz.
Y se hizo silencio de nuevo...hasta que volvió a hablar, pero como la señora de las zapatillas estaba enfadada habló un rato con el anciano de las gafas rotas, o el niño del globo de agua....
Pronto su casa se llenó de gente y los muebles ya no parecían tan peligrosos.
Un sabado vinieron los del hospital a llevarsela, sus vecinos se habían estado quejando del ruido. Era difícil mantener tantas conversaciones sin gritar de vez en cuando

4 comentarios:

  1. Todo es culpa de los muebles... siempre lo es!!

    ResponderEliminar
  2. Tiene un aire a lo cortázar
    ¿Has leído casa tomada?

    ResponderEliminar
  3. espero que no sean del ikea...
    igualmente, pobre señora...

    ResponderEliminar
  4. Mi locura es la llave de la puerta que ansían todos los cuerdos, porque la cordura solo acaba con uno mismo encerrado en el trastero del sotano.

    ResponderEliminar